Artículo publicado por Amira Noshokaty el 29 de mayo de 2014 en el diario Al Ahram
Los cafés de El Cairo siempre han sido una ventana a la escena cultural del país. Una plataforma para cantantes, artistas, compositores y pensadores, la mezcla de aromas de café, tazas de té y melodías encantadoras es una combinación mágica. Aunque lamentablemente han desaparecido desde hace mucho tiempo, los viejos discos y letras, junto con un relato histórico, brindan una imagen vívida de lo que alguna vez fueron los días dorados de la música.
Según Esmat El-Nemr, experta en música folclórica y fundadora de Misrfone, un canal de Internet dedicado a revivir la herencia musical de Egipto, la escena musical de los cafés comenzó después del gobierno otomano en Egipto, cuando la música y el entretenimiento estaban afiliados solo a las cortes de élite, y las bodas .
En ese momento, la escuela de música de los jeques (cantos sufíes y alabanzas religiosas) y las escuelas populares (principalmente poetas épicos que recitan cuentos de héroes populares) eran las dos principales tendencias musicales.
«A fines del siglo XIX y con la llegada de muchos inmigrantes del Levante a Egipto, y la apertura de varios cafés y teatros, la música y las actuaciones permearon al área pública y florecieron en numerosos cafés, teatros y pubs». explica El-Nemr.
«La música de las Ghawazi y las Awalim a menudo se mezcla, pero hay una gran diferencia entre ellas», señala El-Nemr.
Por un lado, las Awalim son mujeres cantantes y bailarinas que solían amenizar bodas normalmente. Se piensa que 1900-1925 fue su época dorada. Una compañía típica de Awalim estaría compuesta por ocho mujeres y su lideresa. Tenían un código de vestimenta reservado: no se usaban vestidos reveladores. La osta, o lideresa, incluso se tapaba la cara, agregó El-Nemr. Entre las Awalim clave en Egipto estaban Amina Al-Sarfia, Bamba Kashar, Shafika Al-Qebtia y Al-Haga Hoda.
Las Ghawazi, por otro lado, eran las bailarinas del vientre que bailan en las calles y en mulids (festivales religiosos) vestidas con ropa reveladora y adoptando actitudes bastante provocativas.
«En aquel entonces, solo la calle Emad Al-Din albergaba más de 30 teatros, cafés, pistas de baile y cines», dijo El-Nemr. Entre los famosos cafés afiliados a actuaciones musicales se encuentran Cafe Riche en el centro, Casino de Paris (fue construido en las mismas instalaciones de Studio Misr Cinema en Emad Al-Din Street), Shafiqa Al-Qebtia Casino en Al-Azbakiya Garden y muchos más.
Y así dominó una nueva era de la música, que permitió que florecieran nuevos talentos musicales. Dawood Hosny, Munira Al-Mahdiya (en la imagen), Badia Masabni, Fathia Ahmed y muchas otras voces encantaron a los habitantes de las cafeterías y los teatros y luego hicieron grabaciones.
La antigua escuela de canto estaba compuesta por un cantante y su takht (instrumentos musicales orientales) junto con Al-Goqa (coro) y se iniciaba un diálogo musical entre el cantante principal y el resto de la compañía. «Sin embargo, con la llegada de las tendencias musicales modernas que se centraron en el cantante, los días de goqa y takht se desvanecieron gradualmente y, por lo tanto, comenzó una nueva era musical, dependiendo del cantante principal, como la estrella de Oriente, Om Kalthoum», concluyó. El-Nemr.