Existen dos películas protagonizadas por la actriz egipcia Nabila Ebeid que reflejan las complicadas relaciones de las bailarinas de danza oriental con la sociedad en Egipto.
La primera es Al Raqisa wa al Siasi (La bailarina y el político, 1990), del director Samir Seif y basada en la novela del mismo nombre del escritor egipcio Ihsan Abdel Quddous, que trabajó para los periódicos Al Ahram y Al Akhbar.
Trata sobre un político que intenta distanciarse en público de una bailarina con la que tiene una relación en privado negándose a ayudarla a obtener el permiso para construir un orfanatorio, preocupado por su imagen antes de las elecciones. (Según los preceptos islámicos su dinero ganado deshonrosamente por ser bailarina no puede usarse para fines caritativos).
En venganza y a manera de amenaza, la bailarina anuncia que escribirá sus memorias, en las que narrará sus aventuras con los políticos con los que ha estado. Ello deriva en abusos de poder, que la llevan a pasar una noche en la cárcel, acusada de usar un vestuario inmoral.
Finalmente, la bailarina lleva el asunto del orfanatorio a los tribunales, que terminan permitiéndole llevar a cabo su proyecto. La película guarda cierta semejanza con la vida de la bailarina Fifi Abdo, y expone la realidad innegable del contacto, muchas veces cercano, entre bailarinas y políticos y las relaciones de poder entre ambos, así como la lucha de los hombres entre su imagen y la mujer con la que deben estar, y su líbido y la mujer con la que les gusta estar.
Link a la película completa con subtítulos en inglés:
La segunda película es Al Raqisa wa al Tabal (1984), dirigida por Ashraf Fahmy.
La película trata sobre un derbakista (tabal en árabe) con sueños de grandeza que entrena a una bailarina de moulid que ganaba centavos por su espectáculo para convertirla en una estrella de cabaret.
Como parte de su entrenamiento le explica que si la tabla (derbake en árabe) sonríe, ella debe usar movimientos rápidos, y si la tabla se entristece, ella debe usar movimientos amplios y sentidos.
La bailarina, explotada por su hermana y su cuñado, triunfa el día de su estreno y firma un contrato con su maestro en el que se compromete a pagar una multa de 10,000 libras egipcias si deja el grupo. Ella se enamora de él, quien la rechaza y le dice que su prioridad es su carrera artística, no el amor.
En un show para una fiesta privada la bailarina conoce a un político, quien le pide pasar la noche con él. El derbakista intenta impedirlo, pero ella decide quedarse. El político la llena de dinero, joyas y viajes, y la bailarina deja a su maestro y alcanza la fama.
Después de un tiempo manda llamar a su antiguo maestro y le pide que vuelva a trabajar con ella. Él le dice que aún le debe la multa de 10,000 libras egipcias por haber dejado el grupo. Ella, ahora millonaria, le paga el dinero en el acto pero él lo rechaza, sintiendo su orgullo herido.
El derbakista insiste en que el centro del show es el tambor, y no la bailarina, así que se presenta solo con su grupo musical en el cabaret y fracasa rotundamente. La bailarina regresa al cabaret con nuevos músicos y el público, fascinado con su espectáculo, la baña en dinero.
Al final de la película el derbakista acaba perdiéndose en las drogas y es expulsado a golpes del show de su antigua enamorada, a quien insulta enfrente del público diciéndole que es una mujer falsa.
La película expone tanto las complejas relaciones que se desarrollan entre bailarinas, músicos y sus familias como el estereotipo, en ocasiones justificado, de que las bailarinas corren atrás del dinero.
Link a la película completa en árabe (sin subtítulos):