Abdel Halim Hafez: ídolo de las masas

(Resumen del artículo publicado por Ashraf Gharib el  22 de junio de 2017 en Al Ahram)

Abdel-Halim Hafez, uno de los músicos más inteligentes de Egipto, aprendió de su mentor, el músico Mohammed Abdel-Wahab, a conservar el éxito. A pesar de haber muerto hace cuarenta años, fue y sigue siendo el más importante y exitoso de los músicos árabes.

¿Qué permitió que el «ruiseñor de piel oscura» –como se le conocía- tuviera éxito cuando apareció por primera vez en escena, ya lo largo de su carrera?

Abdel-Halim junto con sus contemporáneos como Mohammed Al-Mougi y Kamal-Al-Taweel, presentaron al público árabe un nuevo y desconocido estilo de música. Inicialmente, los oyentes no aceptaron al joven cantante ni a su estilo. Incluso se topó con abucheos y repudio.

Sin embargo, la fe de Abdel-Halim y la dedicación a su propio estilo rápidamente comenzaron a dar frutos. Conseguía admiradores cada día conforme los gustos en Egipto empezaron a cambiar después de la revolución del 23 de julio 1952, que coincidió con el surgimiento de esta nueva voz.

Abdel-Halim se convirtió en una realidad tangible en el mundo de la música con canciones que comenzaron a ganar popularidad sin precedentes. El cine, que no le dio la bienvenida en sus primeros años, prefiriendo tomar prestada sólo su voz, para 1955 ya le pedía que actuara en grandes películas.

El abrumador éxito cinematográfico alcanzado por Abdel-Halim formó una sólida base para su éxito como cantante. Lo contrario también era cierto. Lentamente este frágil joven, que venía del campo, se convirtió en el ídolo de las masas y en una estrella de cine. Esto se puede atribuir a una serie de razones.

Con el éxito de la primera película de Abdel-Halim, Nuestros días dulces (1955), el cine egipcio se liberó de gran parte de su clasicismo, y se volvió más juvenil. La participación de Abdel-Halim ayudó a la película a tener éxito y estableció la idea de un cine más joven que prevaleció después. Otras películas en las que participó fueron Días y Noches, Chicas de Hoy, La Almohada Abandonada, Los Pecados y Mi Padre en el Árbol.

La aparición de esta corriente anunció el declive de una generación de cine muy formal, ejemplificada por actores como Emad Hamdy, Yehia Chahine, Mohsen Sarhan.

El nuevo cine favorecía la vivacidad y la diversión de la juventud, que tendía a vestirse casualmente, a andar en bicicleta o a visitar a sus amadas en barcos, exactamente como lo hizo Abdel-Halim en Días y Noches (1955).

1955 fue testigo del lanzamiento del género del cine romántico en Egipto a manos del director Ezzel-Dine Zulficar a través de la película “Estoy dejando esta vida”. Allanó el camino para otros éxitos románticos como en Entre las Ruinas, el Río del Amor y otros. Directores como Henry Barakat, que se beneficiaron de la presencia romántica de Abdel-Halim en Días y Noches, Rendezvous y Chicas de Hoy, impulsaron el género aún más.

Una vez que Barakat tuvo la garantía de que la audiencia aceptaría estos nuevos tipos de películas, comenzó a dirigirlas sin Abdel-Halim, como en Hasta que nos encontremos, Ten piedad de mi amor y No tengo a nadie sino a ti. El cantante le dio a Barakat la lealtad de la audiencia que necesitaba para introducir nuevas películas e ideas en la escena.

La aparición de Abdel-Halim también permitió a los cineastas imaginar a protagonistas en películas melodramáticas -una posición antes dominada por estrellas femeninas. Cantantes como Saad Abdel-Wahab, Kamal Hosni o Muharram Fouad pronto llegaron al estrellato.

Antes de 1955, también había sólo dos personas que habían logrado lo que hoy entendemos como estrellato de taquilla en el sentido moderno: que puede hacer o acabar con películas y carreras. Estos dos nombres eran Anwar Wagdi y Leila Mourad que fueron los reyes de la taquilla de 1945 hasta 1955, cuand Wagdi murió repentinamente ese año en el apogeo de su carrera y Mourad se retiró en el ápice de su fama.

Sin embargo, el nombre de Abdel-Halim siguió reinando: su participación en cualquier película era suficiente para llevar al público a la taquilla. Sus películas lograron ventas récord.

La película de Abdel-Halim, Mi Padre en el Árbol (1969), todavía es la tercera que se ha exhibido por más tiempo en la historia del cine egipcio: se mostró durante 33 semanas, y la gente seguía pidiendo que se proyectara 30 años después de su estreno. La empresa que lo produjo, Sawt Al Fenn, obtuvo con ella más ganancias que con ninguna otra película egipcia. La demanda se detuvo sólo después de que el video de la película y los derechos de autor fueron vendidos a un canal de películas por satélite.

Actualmente muchas personas siguen visitando su casa y su tumba, escribiendo en sus paredes palabras de amor y anhelo, incluso quejas sobre los problemas que enfrentan como si estuviera vivo para escuchar.

Casa de Abdel Halim Hafez en el edificio Zahra al-Gezira

Es un impacto que es bastante sorprendente y merece ser contemplado y estudiado: La magia latente de este frágil ser atrincherado en nuestra psique bajo el nombre de Abdel-Halim Hafez.

Acerca de Giselle Habibi

Autora del libro Danza Oriental en Egipto, periodista, traductora, músico, bailarina y profesora de danzas del mundo árabe.
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