En el centro de las esferas concéntricas, una emanación de Vajrayogini* llamada Sukhasiddhi, el «logro de la dicha», se balancea sobre un loto en llamas. Iniciada en los misterios del nacimiento y la muerte, en todo lo que permanece desconocido, Sukhasiddhi expresa el espíritu tántrico de la feminidad divina, que guía a los aspirantes espirituales hacia los reinos de la libertad desinteresada.
El budismo tántrico, el «vehículo del diamante» (Vajrayana**) no suprime las poderosas fuerzas de la existencia humana, sino que las celebra en las imágenes extáticas que llegan al centro de la experiencia. Blandiendo un cuchillo (kartrika) y enguirnaldada de cráneos, Sukhasiddhi corta la esperanza y el miedo, el apego y la aversión, para unirse con toda la existencia. Su kartrika corta las raíces de la ilusión, mientras que su vasija en forma de cráneo que sostiene en lo alto constituye una ofrenda del néctar de la vacuidad, la naturaleza interdependiente de la ilusión de toda la vida.
Como el segundo Dalai Lama escribió en La transmisión de la sabiduría Dakini: «Por encima de tu cabeza visualiza una Vajrayogini blanca o roja, convoca y absorbe a los seres sabios, invocando y recibiendo su poder. Recita el mantra secreto. La mente en forma de una sílaba blanca AH entra a Vajrayogini mediante su órgano sexual, y se disuelve en su corazón».
Los arquetipos femeninos de conciencia iluminada son centrales en la forma tántrica del budismo, que considera a la mente sabia sin fronteras y no condicionada como «femenina» y a la activación compasiva de esta realidad subyacente como «masculina». La unión insoluble de estas energías complementarias es ilustrada en la parte superior de la pintura en la forma de Buddha Samantabhadra, el «todo benéfico». Este Buda alegre simboliza el eros de la mente iluminada, la integración total de los polos del sentir y el pensar, el espíritu y la materia, la forma y la vacuidad, la felicidad y la conciencia que todo lo penetra.
Dakinis (bailarinas celestiales) enmarcan este ícono de unión extática, que manifiestan la actividad iluminada libres de percepciones, actitudes y creencias convencionales. Al beber de las vasijas en forma de cráneo el néctar de la percepción pura, imaginan sin fronteras, emanando de la oscuridad primordial de posibilidad infinita en aureolas de flamas.
El mandala en sí mismo es la matriz primaria: la puerta del vientre de donde emana toda la vida y la experiencia. De acuerdo con Guhyagarbha Tantra: «Para entender lo que nace primero es necesario penetrar lo que está más allá del nacimiento y la muerte». Antes de entrar a la luz, es necesario abarcar la oscuridad. La puerta del vientre es la puerta de todos los misterios, un portal entre el embrión y la emanación, y una invitación a la mente de la libertad infinita.
Todo ser humano entra al mundo mediante la puerta del vientre de una mujer, de la misma forma que todo ser humano sale del mundo mediante la puerta de la muerte. Alabemos a las mujeres, a las madres, porque sin ellas no hay vida. – Romio Shrestha
Sobre el artista
Romio Shrestha es un pintor de Katmandú, Nepal. Cuando tenía cinco años, dos monjes budistas tibetanos llegaron a su puerta. Dijeron que Romio era la 17o. reencarnación del pintor tibetano Arniko y le proporcionaron valiosos materiales de arte explicándole que un día formaría su propia escuela de pintura de thangka***.
Romio Shrestha es un maestro moderno de las tradiciones indo-nepalíes-budistas tibetanas del arte de iluminación. Sus obras se encuentran en el Museo Británico, Victoria Albert Museum, Buchheim Museum, American Museum of Natural History, Museo Nacional de Moscú, Chester Beatty Library y Voelkerkunde, entre otros.
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* La práctica de Vajrayoguini, literalmente «el diamante femenino yogi», incluye métodos para evitar la muerte ordinaria, el estado intermedio (bardo) y el renacimiento (transformándolos en caminos hacia la iluminación), y para transformar todas las experiencias mundanas diarias en caminos espirituales más elevados.
De acuerdo con la especialista Miranda Shaw, Vajrayoginī es «sin duda la deidad suprema del Panteón tántrico. Ningún buda masculino, incluso su consorte divino Heruka Chakrasaṃvara, se le acerca en importancia meafísica o práctica», aunque algunos lamas difieren de esta opinión.
** La vía de Vajrayana concibe dos realidades: la verdad convencional, la verdad de la realidad consensuada, nociones de sentido común de lo que existe y no existe, y la verdad última, la realidad vista por una mente despierta o iluminada.
*** Thangka es un tapiz o bandera budista, de seda pintada o bordada. Suele colgarse en monasterios o altares familiares y ocasionalmente es llevado por los monjes en procesiones ceremoniales religiosas.