El declive de la calle Mohammed Ali de El Cairo

(Para leer el artículo original en inglés: http://bigstory.ap.org/article/cairos-musical-heart-mohammed-ali-street-fades)

mohamed ali

(Foto de la AP/ (Nasser Nasser). Esta fotografía del 3 de enero de 2013 muestra una tienda de instrumentos en la calle Mohammed Ali cuya fachada dice en árabe: “tienda de arte e instrumentos musicales Samir Hamido”.

Por Sara El Deeb/Associated Press

EL CAIRO (AP) – Durante su apogeo, la calle Mohammed Ali de El Cairo fue famosa como el animado y romántico corazón de la música árabe. Planificada a semejanza de los bulevares de París, era el hogar de músicos, bailarinas de danza árabe y fabricantes de instrumentos.

Sin embargo, la calle ha perdido su brillo. Aunque llevaba años decayendo como centro de la música, la crisis posterior a la revolución en Egipto podría acabar con ella, entre la crisis económica, la expansión urbana descontrolada y la creciente influencia de los musulmanes conservadores, temen sus clientes.

La calle, ubicada en el centro de El Cairo y con arcos de estilo francés en algunas zonas, está ahora dominada por tiendas de telefonía móvil y de electrónica, así como carros tirados por burros y un pesado tránsito. Las tiendas que fabrican, reparan y venden instrumentos musicales, que alguna vez abundaron en la calle, están desapareciendo, junto con sus escaparates de ouds, qanuns y tablas (derbakes), un tambor que se utiliza para tocar tanto los ritmos frenéticos de las melodías de la danza del vientre como los ritmos lánguidos de las baladas de amor de Umm Kalthoum, la cantante más famosa de la música árabe clásica.

mohamedali2(Foto de la AP/Nasser Nasser). En esta fotografía del 3 de enero de 2013, el artesano egipcio Mohammed Karam, de 55 años, trabaja en un oud en su tienda en la calle Mohammed Ali.

«Las tiendas de instrumentos están cerrando y la gente está alquilando los locales a vendedores de teléfonos móviles y mueblerías», dijo Ezzat el-Fayoumi, un percusionista de 65 años, que es uno de los pocos músicos que quedan en la calle.

«La calle se ha extinguido», dijo, sentado en una cafetería que sirve ahora de su oficina. «Cuando me muera, no habrá más música. Nadie está aprendiéndola».

La calle, que lleva el nombre del fundador del Egipto moderno, fue construida en la década de 1860 como parte de un nuevo centro que buscaba modernizar El Cairo. Inspirado por el arquitecto francés barón Haussmann, el diseñador de los grandes bulevares de París, el entonces gobernante de Egipto, Jedive Ismail, buscaba «hacer de Egipto un pedazo de Europa.» El resultado de esta iniciativa fue avenidas y plazas del centro de la ciudad llenas de arcos y arquitectura europea, entre el Nilo y la antigua ciudad medieval de El Cairo, con su arquitectura islámica y laberinto de estrechos callejones.

La calle Mohammed Ali servía de conexión entre El Cairo viejo y El Cairo nuevo, inspirada en la famosa calle Rivoli de París. Durante el siglo siguiente, se convirtió en un centro de entretenimiento y hogar de los músicos, las bailarinas y los trabajadores de la vida nocturna de El Cairo. El-Fayyoumi recuerda que una vez vivió en el mismo edificio que Lucy, una de las bailarinas más famosas de Egipto que también llegó a ser estrella de cine. La calle era también el destino de cualquiera que quisiera comprar los mejores instrumentos musicales orientales, procedentes de toda la región, Europa y Estados Unidos.

El-Fayoumi, que es miembro de una de las bandas de percusión más antiguas y conocidas de Egipto, Hassaballah, ha trabajado en este negocio por más de 45 años. Ninguno de sus hijos quiso seguir sus pasos.

Ahora está resintiendo los problemas económicos del país. La falta de seguridad y los menores presupuestos han hecho que los grandes eventos sean cada vez más escasos. En lugar de tres o cuatro eventos a la semana, dijo, ahora la banda se puede esperar hasta 10 días para tener un concierto. Asimismo, su banda tiene que conformarse con cobrar mucho menos dinero por cada concierto.

Y los fortalecidos islamistas, que desaprueban la música y la «decadencia» que perciben en la vida nocturna, también están afectando a las personas en su oficio. El-Fayoumi dijo que un grupo de entusiastas islamistas intentaron convencerlo de dejar de fumar y ser un «buen musulmán». Él los rechazó, sugiriendo que no necesita que nadie le enseñe religión.

«Voy con frecuencia a la mezquita. Ese es el único lugar al que voy, además de la cafetería».

© The Associated Press

Acerca de Giselle Habibi

Autora del libro Danza Oriental en Egipto, periodista, traductora, músico, bailarina y profesora de danzas del mundo árabe.
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